jueves, 2 de agosto de 2018

APODOS Y PERSONAJES DE LA CIUDAD DE LOS MANGOS

·       Sabe usted porqué nos dicen manudos

Juan José Arce Vargas
Periodista carnet 1194

En el Parque de Los Mangos en Alajuela, los apodos conviven como parte de nuestra idiosincrasia, no siendo otra cosa, que el reflejo de nuestro temperamento, carácter y distintivo como habitantes de esta ciudad; a quienes el resto de los costarricenses nos conocen como los manudos.

Muchos han querido evitar transitar por el Parque Central o Parque de Los Magos, para no ser sellado con algún apodo. Entre las anécdotas se cuenta que un hombre quien se encontraba haciendo mandados para la casa, debía pasar por el Parque de Los Mangos, decide, como estrategia, y así evitar el apodo, caminar muy rápido por el parque, deteniéndose detrás de cada árbol de mango, para no ser percibido, así lo hizo hasta terminar de transitar todo el parque. Ingenuamente creyó que nadie lo había visto, y que estaba libre de cualquier apodo, no había terminado de cruzar la calle, cuando desde la esquina suroeste del parque – hoy apodada la esquina de las palomas muertas-, le gritaron: ¡Qué paso Misterio!

Hay muchos personajes que nacieron a la sombra del Parque de Los Mangos; para quienes pasamos la infancia y adolescencia en Alajuela, disfrutamos de la presencia de los locos del parque que convivían en ese lugar, como olvidar al famoso “Casadora”, dicen que era oriundo de Cartago, pero pasaba sus largas temporadas en Alajuela, y aunque no tenía carro, siempre gustaba de parquear en reversa al costado sur de La Catedral.

De mis favoritos, estaba “Jalisco”, su familia era Los Salazar en Calle Real, Alajuela centro, de figura menuda, tan solo se requeriría gritar ¡Viva Pepe Figueres! para sentir el madrazo que le mandaba, a veces daba media vuelta y empezaba la persecución de aquel que se atreviera a vociferar el nombre del caudillo de Liberación Nacional. Dicen que murió, una noche de lluvia, cuando durmiendo en un lote baldío, los fuertes vientos desprendieron un gran anuncio de metal a la orilla de la calle, cayéndole al pobre Jalisco encima. Las malas lenguas dicen que cuando encontraron golpeado a Jalisco, el anuncio agresor leía: Imperial, la cerveza de Costa Rica.



Cortesía de mi amigo, Rodrigo Villalobos, apodado “Pato”, esta recopilación de imágenes de personajes de Alajuela, unos más formales que otros, como "El Brujo" Castro, por su presencia mediática.


Como no recordar a Francisco “El pelón” o “Gato” Alvarez, el histórico masajista de Liga Deportiva Alajuelense (LDA).

Ya no vive en Alajuela, pero el corazón manudo siempre lo lleva. Marvin Gordon, el famoso técnico de las gradas, parte del combo de Badú Viera aquel técnico brasileño que enamoró la afición; con su radio de transistores al oído, Gordon dirigía los partidos desde la gradería Este (bautizada con el nombre de Alejandro Morera Soto, ahí yacen los restos del “Mago del Balón”), a veces desde la gradería Sur (bautizada con el nombre del portero Alejandro González). Hoy la gradería norte del estadio lleva su nombre.
Balacho, maestro de los trompos, artesano de la madera e inventor, tenía una silla de ruedas con una manivela que lo subía para quedar a altura.
Jorgito, con una vida muy dura, ya mayor era como un niño, recordando a su madre, siempre enamorado, esta foto en el antiguo Colegio de señoritas María Auxiliadora que se derrumbó con el terremoto de Alajuela, hoy parte del parque Juan Santamaría.



La “Pocheoferta” – Mozote, qué quiere. – Dame un lechero. Tenga Mozote. -Poche, ¿ y el vuelto? No hay vuelto mozote, tome una melcocha, la “Pocheoferta”. Agarré la “Pocheoferta”, porque si no me iba “hueso”.

Don Chepe, famosa Soda Chepe, diagonal a la esquina sureste del Parque Central, posteriormente antigua Monpik.
Las damas, alrededor del parque de Los Mangos, guardan gran parte de la memoria histórica, como “La abuela”, otrora dedicada de los carnavales, “La Ñajita” en la esquina oeste de la entrada de La tienda Llobet y doña Adilia siempre moliendo maíz.







Sin embargo, sin duda, los “chicheros” o los “locos” del Parque Central, son los más recordados, como Zopilota, el pintor, con todo el garbo de antaño.   


Tejón caminando por el parque de Los Mangos, detrás el antiguo cine Milán, al fondo el balcón del Cencerro de la estimable familia Molina.  

De los más conocidos, “Chingapuro”, irreverente por naturaleza. -Chingapuro mariguano, le gritaban. – Agarrámela con la mano, contestaba.   


Ramón, famoso “Monrra”, quien se atrevía a retarlo, sacaba todo su repertorio de artes marciales, uno de los infaltables en el Parque Central, con el Maraquero, siempre con el mismo repertorio, enamorado como el que no más, a las mujeres no les cobraba, pero si andaba con el novio de la mano, sí cobraba y sacaba del repertorio: ¡Que se mueran los feos!, a doble voz, , aunque nadie aceptaba, siempre la cantaba ¡Ecolecuá!.

Oki “Meza”, poetas de calles y mares, Oki Montezuma, vivía entre Alajuela y Montezuma, hablaba varios idiomas, decía que era falso profeta, pero profeta al fin.

En Alajuela abundan apodos inspirados en anécdotas personales, la apariencia física o las tradiciones familiares; de los apodos familiares más conocidos son el de Los Papas y Los Mantequillas; como es común en los pueblos, el romance surge entre los miembros de familias tradicionales. Los novios no habían contraído matrimonio, ni quedado embarazada la señora, ni nacida la criatura, cuando la potencial familia ya tenía apodo: Los Puré.

Aunque los apodos son descalificativos de burla, la verdad es que en Alajuela mucho los reciben con humor, inclusive con algún grado de dignidad. De los más conocidos están: Guayabudo, Carbura, Guarito, Pichichío, Puntillas, Latas, Clavija, Copetilla, Gusano de Queso, Yoyo, Gorriche, Cañón, Lolita Miado, Canfín, Cachito, Cachirulo, Chochón, Marachón, Cachacha, Cachetes, Candado, Chocoleta, Circuito, Caifás, Micón, Momia; otros más específicos de comparaciones con animales como Pollo Macho, Buey Manso, Gallina, Comadreja, Yigüirra, Gato, Gato de Lujo, Pajarito, Zopilota, Tejón, Sapo de Laja, Perico, Pichón de Mamut; u acerca de atributos físicos como Jupa de Lancha, de Huevo, de Foco o de Plancha, o bien, Cara de Sol, de Luna, de Cuijen, de Tanda, de Litro, de Perro, de Yegua, de Caballo, de Guaba, de Banano, de Manga, Gordo Malo, entre otros.
Gordo Malo, hoy vendedor de queso tierno.

Gato Villalobos, en fina estampa
Jorge Villalobos, famoso “Puntillas”, acérrimo aficionado del Club Sport Herediano. “El Team”, su debilidad, pero el corazón manudo no lo pierde.


¿Por qué nos dicen manudos?

Relata que el apodo de “manudos” nace con las primeras exportaciones de café que buscaban su salida al puerto de Puntarenas, en la primera aduana instalada en 1780, en La Garita en las inmediaciones del Río Grande, cuya misión era evitar el contrabando del tabaco por parte de sus custodios, campesinos recios y curtidos, conocidos por sus manos grandes y fuertes dan inicio de la leyenda.

Con el transitar histórico, se terminó el ferrocarril al Pacífico en 1910, después de 12 años de construcción, otra estación de aduana fue instalada en Río Segundo de Alajuela, puerta de entrada a la Ciudad de Los Magos, custodiada por otros campesinos de manos enormes, que vino a reforzar la leyenda de “manudos”.

Otro relato más veraz, hace referencia a la rivalidad histórica, entre los alajuelenses liberales que apoyaron la República y los heredianos conservadores, en favor de los imperialistas españoles, desde La Batalla de Ochomogo en 1823, ya en época de paz, cuando el expresidente Tomás Guardia decide iniciar la construcción del ferrocarril al Pacífico desde Alajuela, los alajuelenses se percatan que los tendederos de las casas de los heredianos estaban muy cerca de la línea del tren, como broma deciden, estirar sus manos desde los balcones del tren, para tomar la ropa íntima de los heredianos, al pasar el tren, los florenses furiosos les gritaban “manudos” que significa manos largas, manos sueltas o manos de seda.