jueves, 9 de mayo de 2019

¿QUÉ SUCEDIÓ CON LAS BECAS PARA LA JUVENTUD BARROETA?


En el parque Morazán hay un monumento cívico esculpido por Juan Ramón Bonilla en 1918, de don Rafael Barroeta Baca quien nació en Cartago en 1798, muriendo en Esparza en 1880.



Rafael Barroeta y Baca, fue casado dos veces; llegó al final de sus días terrenales sin hijos, con una fortuna cuantiosa, dueño de varias fincas de café, cacao, caña de azúcar y ganado en El Cacao de Alajuela y la finca Catalina en Guanacaste.

Su fortuna era enorme, tanto que al morir destinó un Fondo de Becas para Juventud de cien mil pesos de 1880, aproximadamente cerca de dos mil quinientos millones de colones, o 4,5 millones de dólares, actuales.

El Fondo de Becas para Juventud Barroeta, fue administrado por una Junta quien se apegó a la letra del testamento que indicaba que los estudiantes solo debían recibir para sus estudios cinco colones mensuales.

En 1880 ese dinero, permitía, inclusive ahorrar y dejar crecer un patrimonio, pero con el tiempo, los cien mil colones crecían en intereses y principal, alcanzando para las dietas y copiosos almuerzos de la Junta Directiva que administraba el Fondo.

Ya en pleno siglo XX, los últimos descendientes de don Rafael, los hermanos Rafael y Carmelina, eran ancianos sumidos en la pobreza extrema, ambos solicitaron ayuda a la Junta del Fondo Barroeta que les denegó el apoyo económico porque el testamento estipulaba que era únicamente 5 colones para estudios.

La devaluación de la moneda costarricense generó que los cinco colones que entregaban a los estudiantes, cada vez alcanzaran menos. Para el siglo XX, la depreciación era mayor y para la década de los años setentas, cinco colones equivalían como 1 dólar al mes.

El Fondo de Becas de Juventud Barroeta cumplió su propósito entre 1880 y 1969, beneficiando inclusive a futuros presidentes, ministros, magistrados, empresarios e intelectuales, como Rafael Ángel Calderón Guardia, Abel Pacheco De La Espriella; el expresidente de la Corte Suprema de Justicia, Víctor Guardia Quirós; ministros como Gonzalo Facio, Claudio Volio Guardia, Carlos José Gutiérrez, Benjamín Piza Carranza, Fernando Volio Jiménez; académicos como Rodrigo Facio, Luis Demetrio Tinoco, Jaime Solera Bennet, Claudio Gutiérrez Carranza, Francisco de Paula Gutiérrez; médicos como Manuel Aguilar Bonilla, Carlos Gutiérrez Cañas, Jaime Gutiérrez Góngora, Rogelio Pardo Evans; escritores como Joaquín Gutiérrez, escultores como Hernán González, poetas como Juan Antillón Montealegre y Ricardo Ulloa Garay, el abogado de La Nación Fernán Vargas Rohrmoser e inclusive el presentador de televisión Carlos Alberto Patiño, entre muchos otros estudiantes.

El Fondo contribuyó, pero terminó acabándose, éste no llegó al siglo XXI, además, si lo piensa bien, qué podría comprarse con 5 colones hoy día.

Al igual que el Fondo de Juventud Barroeta, como sucede en Costa Rica, con la familia y la patria, más tarde que temprano llegaran las crisis económicas, y aunque se haya vivido de las herencias estas terminan acabándose.

Costa Rica aún, en cierta manera, disfruta de las herencias de la economía del café y el azúcar, pero póngase a pensar cuántos sacos de café, quintales de café o racimos de banano se requieren para adquirir los casi 30.000 automóviles que aproximadamente se compran anualmente en Costa Rica en los últimos años.

Con el costo de la vida actual, la encrucijada de las herencias del cacao, caña de azúcar, ganado y café se nos acabó. En ese camino, el Gobierno, las juntas directivas o administradoras, las rectorías deberían pensar menos en sus dietas y privilegios y más en becas para que futuras generaciones produzcan más y mejores bienes y servicios.

Moraleja, las obras que dejemos de hacer con los colones de hoy, mañana nos costarán el doble, el triple o hasta cien veces más, o no existirán los recursos, debido a que la devaluación, la depreciación y el poder adquisitivo de nuestra moneda será cada vez menos. 

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